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ºººEl caballo azulººº
Había una vez un caballo azul que se llamaba cielo.
Como su nombre indica era de color azul cielo y cuando no había nubes siempre pasaba desapercibido.
Auque estaba muy bien para jugar con los demás amigos de la granja al escondite, a el no le gustaba porque se sentía solo.
Un día se lo dijo a su amiga la vaca triki . La vaca le dijo que ella estaba harta de hacer lo mismo todos los días.
Al caballo se le ocurrió una magnífica idea:
Se pintaría de los colores de una vaca y triki se pintaría de azul cielo.
Los dos estuvieron de acuerdo , y , al día siguiente le pidieron a una estrella el un poco del color azul del cielo , cogieron los botes de pintura del granjero y en cinco minutos estuvieron listos.
A partir de ese día los animalitos de la granja viven muy felices.
Autor y autora:
Bruno y Icía
La historia de Orejitas,
por Icía Rodríguez Arias.
Todos y todas hemos oído o leído un relato corto o largo sobre un payaso triste, un domador cobarde o cualquier otro personaje del circo. Pero seguro que nunca habéis oído hablar de mí.
Me llamo Orejitas, y vivo en esta carpa esperando a que alguien narre mi historia.
Bueno, estoy atrapado en este relato de 1º de E.S.O. y, en fin espero que disfrutéis.
Todo comenzó un tres de Septiembre.
Yo aún vivía en el pueblo. Pero aquel día llegó un circo muy famoso a la ciudad, y se anunció hasta en el árbol en el que yo me alojaba. Mi vecina, la ardilla, me invitó a acompañarla.
Una vez en la gran ciudad buscamos una pequeña carpa de colores, pero para nuestra sorpresa, la carpa no era especialmente pequeña, y una vez dentro nos perdimos con facilidad .Fuí a parar a un camerino, concretamente al de un mago. Cansado de buscar me dormí en un bonito sombrero de copa.
Tan bien dormí, que al día siguiente, aún seguía allí .Pero de pronto alguien dijo:
-Abracadabra. Un, dos tres Sal conejo.
Y me agarró de mis preciosas orejas. Aproveché ese instante para echar un vistazo de mi vecina, pero no encontré ni rastro.
Me sumergieron de nuevo el sombrero y pasado un rato, el mago me hizo un trato para que me quedara en el circo.
Antes de cerrar al trato le envié una carta a mi amiga la ardilla.
Medité, medité y acabé por pensar que en mis ratos libres podría subirme a las nubes con la trapecista, escuchar los ensayos del payaso, aparte de disfrutar de varias zanahorias diarias.
Finalmente, acepté y aquí acaba la historia de cómo me convertí en la estrella más mona del circo. (A excepción del orangután)
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